El silencio genera un monstruo bien feo.-

Y ahí estaba ella, tan liviana como una pluma sin saber
por qué, tan despegada del suelo
que ni siquiera le importaba haber estado media hora esperando micro, podría estar toda la noche y no se hubiera dado cuenta. Lo único que odiaba de estar entre la tierra y el cielo era que la cabeza no paraba de concebir ideas macabras de la realidad, porque no podía evitar pensar todo lo que no pensaba en el resto de sus días. Lo anormal de todo esto le producía unas náuseas que ella reconocía como la alerta de que estaba mal y debía escapar de alguna forma. Decidió partir, buscar otra forma de llegar a casa, la micro nunca pasó. Al cruzar la calle, el reproductor le mostró lo que no quería ver, en las voces de los hermanos Gallagher, “Little by little” sonaba tan fuerte como nunca antes había sonado para ella. Caminó lo más rápido posible, buscando intranquila y desesperándose cada vez más algo que le amortiguara la caída, una distracción o algo más radical que borrara sus deseos de volver atrás, de volver a empezar, de convencerse que todo era una pesadilla y que pronto despertaría para levantarse con el pie derecho, como lo había hecho siempre. ¿Por qué nadie le advirtió que eso pasaría? ¿Por qué no podía gritar? ¿Debía buscar ayuda, cuando nunca antes la necesitó? Comer le sació esa ansiedad que se estaba transformando en lágrimas al caminar. Pensó en volver al punto donde todo este episodio de preguntas sin respuestas había comenzado, pero (quizá el sabor del pie de limón que no pudo comer porque no tenía un billete que lo comprara) eligió otro camino. Se sumergió en su metro cuadrado invadido, con esa calma que sólo se siente después de la tormenta. Y el mar de dudas, de angustia, de nostalgia se volverían a guardar hasta que otro momento de desesperación y mucha soledad las hicieran salir. No había tiempo para tonteras, no había forma de sacarlas afuera porque no había gente para que la escuchara. Agradeció de antemano la ayuda que vendría si es que ella la pedía, pero eso no era precisamente lo que ella quería. Soberbia, despreció cada palabra de aliento, necesitaba algo más que eso, pero ni ella misma sabía lo que quería. Sólo se repitió mil veces, con más lágrimas, que tener miedo es malo, que volvería a encontrar el camino y que no volvería a caer. Lo escribiría para recordarlo por si la memoria le fallaba, eso siempre resultaba.

Las personas luchamos por nuestra existencia
No afirmamos ser perfectos pero somos libres
Soñamos nuestros sueños solos sin resistencia
Nos apagamos como las estrellas que desearíamos ser

Tu sabes que no dije en serio… lo que acabo de decir
Pero mi dios despertó del lado equivocado de su cama
Y simplemente no me importa ahora

Poco a poco
te dimos todo lo que siempre soñaste
Poco a poco las ruedas de tu vida han caído lentamente
Poco a poco tienes que vivir en conjunto tu vida
¿Y todo el tiempo solo me he preguntado porqué estás aquí?

La perfección verdadera tiene que ser imperfecta
Yo sé que eso suena absurdo pero es verdad
El día ha llegado y ahora tendrás que aceptar
La vida dentro de tu cabeza que te dimos

(El monito no lo hizo la dueña del blog, lo robó de por ahí, ya ni siquiera se acuerda de
donde, pero es perfecto para la ocasión. Pf! De antemano, muchas gracias.)